Candy un ejemplo de cómo los ángeles también trabajan y sanan a los animales

Mi Comunicación con Candy es un ejemplo de cómo los ángeles también trabajan y sanan a los animales.

Quiero compartirte y enseñarte a través de las palabras de Candy y de su experiencia, cómo los ángeles la ayudaron en su sanación emocional y cómo, a través de sus palabras, también pudo ayudar a sanar a su responsable. Todo lo que aquí les escribo tiene, como siempre, la previa autorización de la familia.

Esta es su historia:

Laura, (su responsable), me contactó porque el comportamiento de Candy había cambiado drásticamente: se veía triste, apagada y no era la misma de siempre.

Lau había llevado a su perrita al veterinario para ver si estaba enferma, el diagnóstico que le dieron fue tenía que ver con su boca y le mandaron antibióticos para tratarla, esperando que con esto mejorara.

Además de eso, su responsable y toda la familia tenían un viaje en puerta y necesitaba saber si Candy estaría bien durante la ausencia. Estaba realmente preocupada, porque además de su viaje, la perrita, como ya mencioné, en definitivo no era la misma de siempre.

Cuando conecté con Candy, sentí una energía de mucho amor, es una perrita de una energía linda, suave y muy amorosa, pero había algo más, ella emanaba también una gran tristeza.

Empezó diciéndome lo mucho que ama a su responsable, a la que con mucho amor llama “Mi Mamá Humana”.

Candy con toda su familia

Me enseñó como adora a la otra perrita de la casa, Chuby —“¡somos como hermanas!”—, me dijo Candy.  Luego me mostró como es ella misma quien pone también las reglas de la casa entre las dos, pues Chuby es más joven. Candy siente que su hermanita es su responsabilidad, no sólo enseñárle dichas reglas sino también cuidarla.

Me habló también del esposo de Laura y de cómo la consiente en la cama cuando están acostados, me dijo que toda la familia la adora y que es una perrita muy feliz.
Cuando le pregunté por su salud y el cómo se siente, me platicó que efectivamente le duele la boca, sobre todo cuando come cosas duras, pero hay algo más: Candy me mostró una imagen de su pecho y me dejó sentir que era allí donde tenía que poner mi atención.

No supo explicarme qué era, ni tampoco si era algo grave o no, simplemente me siguió mostrando esa imagen una y otra vez. (Más adelante tanto Laura como yo, entenderíamos lo que ella había estado mostrándonos con tanta insistencia).

Le pregunté por esa tristeza que siente, le dije si podría hablarme más acerca de ella, así que me dijo: “siento que perdí el rumbo”.

Candy no entendía a fondo porque sentía tanta tristeza, pero era una mezcla de sentirse mal físicamente, con saber de antemano que sus responsables se irían de viaje; sobre todo, porque Laura se sentía muy agobiada y angustiada al sentir que dejaría sola a su perrita.

Candy me pidió que le dijera a Lau que se quedara tranquila, que estaría bien cuando ella se fuera de viaje y que, aunque sabía que la extrañaría muchísimo, le pide que cuando piense en ella, lo haga desde un estado de tranquilidad y amor. Candy estaba segura que de esta forma eso le transmitiría y no la sensación de miedo, angustia e intranquilidad que Laura sentía al dejarla.

Nuestros compañeros de vida, sienten y viven nuestras emociones, saben por lo que pasamos y aunque estemos lejos, cuando pensamos en ellos con amor, estamos conectando telepáticamente. Por esta razón, mientras más en tranquilidad y serenidad pensemos en ellos, serán estas mismas emociones las que les transmitiremos.

Lau comprendió que si ella estaba en amor y tranquila, su perrita también lo estaría y me dijo que trabajaría en eso.

Candy

Candy es una perrita con una gran sabiduría, y al preguntarle si quería pasarle algún mensaje más a su mamá humana, me dijo:  Ella se desespera porque siente que no me escucha y que no me puede comprender, pero dile que para hablar conmigo y comprenderme necesita escuchar a su corazón, no a su mente, ella necesita mucha paz.

Laura me escribió por la mañana, el día que teníamos agendada nuestra cita. Habíamos quedado de hablar por la noche para que yo le dijera todo lo que había hablado con Candy, pero estaba muy preocupada por la evolución de su perrita. Yo estaba teniendo un día de muchísimo trabajo y solo pude escribirle rápidamente que su perrita me mostraba una y otra vez la imagen de su pecho, le dije que no sabía bien lo que era, porque Candy no había sabido explicarlo, pero le sugerí que tal vez era una buena idea ver a otro veterinario para que tuviera una segunda opinión. Si Candy había puesto tanto empeño en esa área era porque definitivamente era importante.

De todas maneras, le dije que se quedara tranquila y que más tarde, cuando hablara con ella, le daría todo el panorama de lo que había yo comunicado con su perrita.

Justo antes de tener la cita con Lau, conecté una vez más con Candy para saber cómo estaba y cómo se sentía. Al ver que no había una mejora, decidí que era un buen momento para trabajarla en sanación con los arcángeles, pues si alguien podría ayudarla en esos momentos, eran ellos.

Es así como la sanación con ellos empezó. Arcángel Miguel, Arcángel Gabriel, Arcángel Chamuel y Arcángel Rafael, la ayudaron a regresar al amor, la paz y la serenidad, para que pudiera equilibrar y sanar sus emociones. La luz de todos ellos estaba entrando en Candy con un amor que es difícil explicar en palabras. El amor de los ángeles es un amor que se siente y te absorbe en una paz absoluta.

Cuando terminaron de trabajar con ella, pude sentir que Candy regresaba a un estado de tranquilidad y serenidad una vez más. Irradiaba amor, armonía y felicidad. Una luz suave y brillante emanaba de ella y sentí que regresaba a ser ella una vez más.

Cuando hablé con Lau a la hora de nuestra cita, lo primero que le dije fue: Candy ya está mejor verdad? A lo que ella respondió: ¡Si! ¿Cómo es posible?

Así que le conté lo que los arcángeles habían trabajado con ella,  y que el haber expresado todo lo que quería decir, la dejo mucho más tranquila y en paz.

Laura me contó también que había llevado a Candy a otro veterinario, (siguiendo la sugerencia que le había dado unas horas antes, para tener una segunda opinión), me dijo cómo éste empezó a examinar a su perrita, mientras Laura mentalmente ¡rogaba porque le examinara el pecho!

Laura me dijo que estaba a punto de decirle al doctor que por favor pusiera su atención allí, cuando éste, al ver que una de las reacciones de Candy no era normal le dijo que iba a examinarle el pecho. Fue entonces donde encontró el soplo en el corazón de Candy.

Eso era lo que nos estaba mostrando, en su inmensa sabiduría, sabía que era allí en donde tenía que ser revisada.

Candy salió con el tratamiento adecuado de allí y con todo el amor de Lau y su familia, que la cuidarán en casa.

Creo que no existen las coincidencias en esta vida, el amor cuida de todos, sin importar la apariencia que tengamos. Hay una fuerza divina que todo lo acomoda y que está siempre mandándonos ayuda en el momento en que la necesitamos.

Nunca dejarán de sorprenderme los milagros cotidianos de la vida.

Todo mi cariño,

Ana Paola